Personajes ilustres de Silao: José Chávez Morado
Por: Paola María Trujillo Hernández
Considerado como uno de los mejores artistas del siglo XX, originario de Silao de la Victoria, Guanajuato, José Chávez Morado nació un 4 de enero de 1909 y perteneció a uno de los cinco grandes muralistas de México. Fue un pintor comprometido con su entorno social e interesado por plasmar en sus trabajos los elementos característicos de la cultura popular mexicana. En vida fue el autor de diversos cuadros, murales y grabados que le permitieron establecer un diálogo con la sociedad y con este medio trasmitir sus ideales al público.
Luchador social, amigo, compañero, maestro y amante. Fue un hombre de formación íntegra, entregado a su pasión por la pintura, a los lienzos y a las diferentes tonalidades que la vida le presentaba. Desde joven dejó de ser espectador para convertirse en un ente activo de la sociedad. Su arte le permitió trascender, y volverse inmortal en la historia.
A temprana edad dejó Silao para vivir en Estados Unidos, durante su estancia en este país conoció a María, viuda de Ricardo Flores Magón, quien lo acercó a los ideales de la revolución. Asistió a la Escuela Mexicana de Pintura y Escultura y formó parte del taller de gráfica popular. Sus trabajos murales se localizan en el Centro Médico, Instituto Nacional de Antropología e Historia, Ciudad Universitaria y Alhóndiga de Granaditas entre otros.
Notable dibujante y agudo caricaturista, se dirigió bajo la ideología de que su trabajo era por y para el pueblo. Tenía fuertes convicciones en la libertad y el honor. Para él, el arte debía ser público y monumental. Con su esposa Olga Acosta compartió una fuerte pasión por la vida, el arte y principalmente por México. Ambos se enamoraron de su gente, de sus colores, de sus paisajes, de sus tradiciones. Él fue su eterno cómplice, su amante compañero de pinceles.
“Veo a la gente, la he seguido, he reído con ella, la he visto morir a tiros a media calle y a pleno día, junto a mí; dormí con ella en los quicios de las puertas o en el andén de la estación del tren. En mi tierra voy con mi pueblo a danzar el ‘torito’, o ataviado con plumas de ‘conchero’, envuelto en el humo del copal, sigo al Cristo de las tres caídas. Marché ante Cárdenas en el Zócalo cuando expropiamos el petróleo y cambié golpes con los ‘dorados’ fascistas en esa misma Plaza Mayor. Mi pincel se empapó con sangre o con risa al dibujar…" José Chávez Morado.